Por Dossier San Juan
La víctima de 70 años se llamaba Elba Hortencia Albarracín. El verdugo, un conocido delincuente identificado como Sebastián Carlos, alias el «Ñoño» Artazo, de 27 años. Una cronología del hecho que asedió la semana de San Juan.
Durante la siesta del lunes último, una jubilada sufrió un terrible arrebato a dos cuadras de su casa en Rivadavia. Tras el robo, la mujer regresó a su vivienda, comenzó a sentirse mal y, luego de tres horas del atraco, murió. Horas más tarde, fuentes policiales confirmaron que el caso se trata de un homicidio. Por ello, tomó intervención en la investigación el cuerpo de Homicidios de la Policía de San Juan.
¿Cómo fue el hecho?
Sobre las 14:30, la mujer salió de su vivienda ubicada por calle Misiones, a pocos metros de la intersección con calle Cabildo, en el interior del barrio Cabildo, en Rivadavia. Llegando al cruce de calles Cabildo y Fray Justo Santa María de Oro -a dos cuadras de su hogar- un delincuente en bicicleta pasó cerca suyo y le arrebató una riñonera que contenía apenas 200 pesos.
Tras el atraco, la víctima volvió a su domicilio, en un estado nervioso importante, afirmaron en la Fuerza. Al parecer, comenzó a descomponerse y, sobre las 17:30, llamó a una sobrina ya que no tenía hijos ni pareja (los familiares cercanos -hermanos- viven en Buenos Aires). La pariente, de unos 40 años, fue hasta la vivienda de su tía, vio su malestar y se comunicó con el servicio de emergencias médicas. Lamentablemente, murió en los brazos de su sobrina. La ambulancia llegó pero ya era tarde.
De inmediato, fue hasta el lugar personal policial de la Comisaría 23ª y de la sección Homicidios. También, llegó el juez Diego Sanz, a cargo del Cuarto Juzgado de Instrucción, y un médico forense. Este último analizó el cuerpo de la jubilada y encontró únicamente heridas en uno de sus brazos, en una de sus rodillas y una lesión en la nariz.
Como tenía dudas, el médico forense pidió que le hicieran una autopsia al cuerpo. Aparentemente, los nervios podrían haber terminado en un ataque cardíaco. Esta versión es la que se maneja también en la Policía pero hay muchas dudas aún. Lo cierto es que tanto la Comisaría 23ª y Homicidios estuvieron investigando el caso.
En la mañana del martes, volvieron a inspeccionar el lugar del robo y se percataron que uno de los vecinos tenía cámaras de seguridad. Le pidieron el video de la hora del arrebato y, claramente, las cámaras graficaron cómo fue el episodio que terminó con la muerte de Elba: el delincuente pasó cerca de la jubilada, le tironeó la riñonera, la tiró brutalmente al suelo y escapó.
Esa misma mañana, los efectivos de Homicidios llegaron al presunto delincuente. Lo identificaron como Sebastián Carlos, alias el «Ñoño», Artazo, de 27 años. Fueron hasta su vivienda en el barrio Tránsito de Oro, en Chimbas, la allanaron y lo llevaron detenido. Luego, realizaron otro operativo en la casa de sus padres, ubicada en el barrio San Francisco de Chimbas, y encontraron la bicicleta con la que cometió el robo. Artazo quedó detenido en la Central de Policía.
Ya detenido, constituyó a la abogada Filomena Noriega como su defensa. Entre lo que le dijo, le afirmó que, a la hora del hecho, había estado trabajando en la Municipalidad de Rivadavia, en el sector de limpieza. Sin embargo, ese argumento rápidamente fue rebatido desde el municipio ya que su jefe de prensa, Mauricio Barrera, afirmó que ese hombre nunca trabajó allí. «Su padre sí es planta permanente y su hermano está contratado pero él -por Artazo- nunca trabajó en el municipio», sostuvo Barrera.
Ante la caída de su coartada, Noriega volvió a conversar con su cliente y éste le dijo que era cierto que no trabajaba en el municipio y que, en realidad, había ido a visitarlos al trabajo al momento del atraco. Siempre intentando salir del lugar del hecho.
Sin embargo, sus testimonios ya carecen de veracidad luego de haber mentido con su trabajo, un argumento fácil de rebatir. Pese a ello, el juez Diego Sanz, titular del Cuarto Juzgado de Instrucción está investigando el caso. La causa está caratulada por homicidio.
