Por Dossier San Juan
La mujer contó las terribles vejaciones que su propia hija le comentó que sufrió. Además, ¿cómo está el caso en la Justicia?
La desesperación de un ciudadano por pedir Justicia no tiene límites. Mucho menos, cuando se trata de una madre que afirma que su hija fue abusada. Y mucho menos aún, cuando el victimario es su propio abuelo, cuya conducta se espera que sea irreprochable con sus nietos.
Sin embargo, en este caso –según relató la mamá- la conducta fue contraria a la moral y costumbres familiares ya que el hombre habría abusado en reiteradas ocasiones desde que la menor tenía 8 años hasta los 11, cuando la olla se destapó.
Tal como señaló la madre, todo comienza el pasado 3 de febrero cuando la menor se abre con su madre y le cuenta que su abuelo, identificado con las iniciales M.A. (77), la toqueteó por encima de la ropa en unas vacaciones. Fue un viaje que realizó toda la familia junta y donde convivieron todos en un departamento.
Según la nena, fue una noche donde el anciano se le acercó y le realizó tocamientos en sus partes íntimas. En ese momento, la chiquita corrió hasta la cama de su madre y se acostó con ellos. Su mamá le consultó qué ocurría y le respondió que “el abuelo me estaba asustando y quise venir a dormir con ustedes”.
Esa respuesta terminó concretándose en un abuso el 3 de febrero cuando le contó lo que realmente había pasado. El 4 de febrero, la mujer fue hasta la casa del abuelo a reprocharle el supuesto abuso. Como respuesta, el acusado le dijo que se había mareado, había caído y “que no sabía dónde habían caído sus manos”. Una insólita respuesta que, al menos, dejó la sospecha de que esas manos, casi por arte de magia, podrían haber caído en las partes íntimas de la nena.
Con esto, la mujer se dirigió, 5 de febrero, hacia el Centro ANIVI y radicó la denuncia. La chiquita pasó por Cámara Gesell y ratificó lo acontecido. La causa recayó en el Segundo Juzgado de Instrucción. Hasta la actualidad, el hombre aún no fue citado a indagatoria. Sigue en libertad.
A medida que pasaban los días, la menor contaba nuevas situaciones que sufrió desde que tenía 8 años. Todo lo que relataba se asimilaban a hechos de abusos y todas tenían como victimario a su abuelo. La mujer radicó dos denuncias más.
Esto le valió el reproche de los hijos del acusado, quienes de inmediato creyeron la insólita versión del anciano. El único hijo que se puso del lado de la nena fue su propio padre, quien decidió perder el contacto con el hombre.
El reproche llegó a tal punto que el hijo menor del acusado hasta amenazó en varias oportunidades a la madre. Como consecuencia, la mujer se dirigió hacia la Comisaría Para La Mujer y lo denunció por amenazas. “Esta causa no sé si está en curso porque justo empezó la pandemia y no pude saber si avanzó”, afirmó la mujer en diálogo con este medio.
Tras la aparición del caso en los medios, una vecina del anciano se contactó con la mujer y le comento que ella también había sido abusada por el hombre cuando era chica. Sin embargo, le dijo que no quería denunciar “porque era una etapa que ya tenía cerrada y que ni siquiera su marido sabía”, sostuvo.
La ira no sólo se encarnó en ella, sino que el resto de los vecinos del anciano –todos del barrio Manantiales de Capital- se unieron a la causa y hasta realizaron una protesta en la puerta de la vivienda del acusado pidiendo Justicia. “Queremos que este hombre se vaya del barrio porque acá hay muchos niños”, dijeron.
Pese a los enojos y protestas, en la causa aún no hay avances pero son optimistas: “Esperamos que la Justicia tome cartas en el asunto y, al menos lo cite a declarar, no puede seguir libre como si nunca hizo nada”, finalizó la mujer.
