Por Dossier San Juan
Se trata del oculista y propietario de la Clínica Santa Lucía, Oscar Kerman. Actualmente está detenido. Pero especularon con su libertad hasta que no pudieron sostenerla más.
El jueves de la semana pasada, un reconocido oftalmólogo sanjuanino fue denunciado por una paciente de supuestamente haberla abusado luego de una consulta. Se trata de Oscar Kerman, quien además es propietario de la Clínica Santa Lucía, lugar donde habrían ocurrido los abusos.
La cuestión es así. La paciente, una docente de 48 años, se hizo atender con Kerman y, finalizando la consulta, el médico la fue a saludar, pero se habría sobrepasado. Según la denuncia, el hombre intentó besarla y hasta la manoseó. La mujer se enojó y se fue directo hacia la UFI CAVIG a radicar la denuncia.
Al día siguiente apareció otra denuncia que databa del 2019. A una semana, el conocido médico ya cuenta con 9 denuncias por abuso. La más antigua es del 2018. Sin embargo, si bien en la Justicia reconocen que hubo 9 mujeres que acusaron al profesional, finalmente se investigan 7 hechos que podrían configurarse como delitos. Es que habían 2 relatos que exponían un vínculo que excedía los límites de médico/paciente, pero no llegaban a encuadrar en un delito. No obstante, formarán parte de la causa y serán tenidos en cuenta como testimonios.
En un principio, y ante la primera denuncia, el juez de Garantías de la causa, Andres Abelín, no pidió que lo detuvieran preventivamente, argumentando que podría caberle una condena en suspenso -es decir, sin encierro-, que no hay posibilidad de que se fugue, que no iba a entorpercer la investigación, y que hasta colaboró con la causa pues él mismo hizo entrega del material fílmico de las cámaras de seguridad de la clínica.
Claro, el tema radica en que si no hubiese sido un reconocido médico -amigo de varios de los miembros del Poder Judicial de San Juan-, el acusado seguramente se lo habría detenido de inmediato, como sí ocurrió en algunas ocasiones por el mismo delito.
Más allá de ello, como las denuncias siguieron apareciendo hasta sumar un total de 9, el juez Abelín, acorralado, no tuvo otra opción que hacer lugar al pedido de los fiscales y ordenar su detención. La medida se concretó sobre las 11 del miércoles pasado. Lo fueron a buscar a su lujosa casa del country «Amancay», en Santa Lucía.
La foto que ilustra esta nota se lo muestra saliendo de su vivienda, sin esposas, y con una carpeta bajo el brazo. Los policías que lo acompañan parecen ser sus guardaespaldas. En otros casos, el detenido sale esposado y el trato hasta que lo suben al patrullero no es el mismo que tuvieron con Kerman.
Punto y aparte fue el tratamiento del caso que hicieron los medios de comunicación sanjuaninos. Hubo una gran espera para exponer su foto. Quizás por amiguismo con el médico o por descrédito hacia la denuncia, lo cierto es que tuvo una cierta protección. Y es que claro, ¿cómo vamos a escrachar a un reconocido oculista, de un referente y eminencia en su área? ¿y si la denuncia es mentira? Todas preguntas que seguro aparecieron en las redacciones. Volviendo con la comparación, un «don nadie» acusado de abuso y con la foto de su cara en mano de periodistas, automáticamente es noticia de primera plana.
Ahora bien, ¿por qué las primeras víctimas de Kerman no se animaron a denunciarlo en su momento? Y porque posiblemente tenían temor de que pasara lo que le ocurrió a la docente. Miedo a que no le creyeran y a que confiaran más en un reconocido, referente y eminencia en la oftalmología, que en ella. Temor a que, con el poder que ese médico puede tener, la víctima sufra de amenazas o hasta extorsiones por su silencio.
Afortunadamente, una de las tantas víctimas se animó a denunciarlo. Y, afortunadamente, el resto rápidamente se acopló, dándole el apoyo suficiente para que la Justicia «actúe» deteniéndolo. ¿De no haber aparecido otra denuncia, el juez Abelín hubiese pedido su detención? Es contra fáctico, pero probablemente no.
Al parecer, un monstruo con poder, un leviatán, ha sido descubierto. Se aprovecharía de su «poder» por ser un reconocido médico y por tener allegados en la Justicia, para abusar de sus pacientes, unas simples trabajadoras. Por suerte, una se animó y todo salió a la luz antes de que cumpla los 70 años y ya sea imposible mandarlo al Penal de Chimbas.
Sin embargo, la lucha no se terminó. El caso tiene que ser seguido hasta la lectura de su sentencia. Es más, hasta la lectura de los fundamentos que explicarán la decisión del tribunal. De lo contrario, la Justicia esperará ese «descuido» de los medios de comunicación para archivar la causa.
