Por Bernardo Sánchez Bataller
En 1944 fue tapa de diario porque un policía alcanzó a cargarla en sus hombros segundos antes que la mampostería de la comisaría se desplomara sobre ella.
Nacida en 1939, Nilda tenía casi 5 años cuando ocurrió la primera catástrofe de la historia de los terremotos sanjuaninos. Ella vivía con su mamá en Bermejito (Chimbas). Aquel 15 de enero, instantes previos a las 20:52, Nilda recuerda haberle pedido a su madre que le haga sopaipillas. Como no tenían harina en la alacena, la pequeña estaba encarga de ir a comprar al almacén ubicado a media cuadra de su casa. Cerca de allí se encontraba la estación de policía de la localidad y siempre había un efectivo sentado en el ingreso de la misma.
Cuando Nilda comenzó a caminar rumbo al almacén, el movimiento telúrico la encontró pasando por la puerta de la comisaría. Ella recuerda haber sentido que se movía todo y se levantaba mucha tierra. En ese momento, en el que no podía ver a su alrededor, alcanzó a aferrarse a la silla que se encontraba en la puerta de la estación policial. Segundos después, el oficial Velázquez apareció y la cargó en sus hombros para retirarla de ese lugar. El efectivo estaba todo lastimado, por los escombros que se desplomaron a centímetros de donde estaban ellos.
Con algo de humor, Nilda le comentó a Dossier San Juan que lloraba porque había perdido la plata que su mamá le entregó para comprar la harina.
Una vez finalizado el movimiento telúrico, la sanjuanina recuerda que llegaron camiones que comenzaron a trasladar gente hacia la Plaza 25 de Mayo. Allí, las autoridades de gobierno evaluaban la situación de cada persona e informaban cómo iban a proceder. La casa de Nilda y su mamá se había caído y quedaron muy pocos muebles en buenas condiciones. La vivienda era vieja y de adobe, por lo que no tenía una estructura que pudiera soportar la escala de ese terremoto. Estuvieron unos 3 o 4 días en las carpas que se armaron en la plaza, hasta que les indicaron adónde podían ir. El destino temporal de Nilda y su madre fue Mendoza, ya que allí tenían parientes. Una vez que regresaron a la provincia, el gobierno les informó que iban a recibir una casa. Con mucha emoción, la señora Fernández cuenta que ese el hogar en el que vive en la actualidad.
Luego de la epopeya que implicó el desastre ocasionado por el terremoto de 1944, Nilda no recuerda con claridad el sismo que sufrió la provincia en 1952.
En el caso del año 1977, la sanjuanina sí tiene presente que estaba junto a una de sus hijas llegando al Hospital Dr. Guillermo Rawson cuando empezó a temblar. Ambas se estaban bajando de un colectivo y el movimiento parecía que lo iba a tirar encima de ellas. Los vidrios de los locales comerciales ubicados en Av. Rawson estallaron y provocaron pánico entre los peatones. Además, Nilda detalló que la calle hacía formas de onda con forma de víboras.
Como si fuera poco haber vivido 3 terremotos, el año 2021 le presentó a esta sanjuanina un nuevo momento de muchos nervios. Cuando en la noche del lunes 18 de enero comenzó a temblar, ella corrió hasta la puerta de su casa y se sujetó del marco. Decidió no salir, porque en la calle hay un pilar con muchos cables y estaba más segura en el portal de su vivienda. Si bien ha sentido muchos temblores a lo largo de su vida, para ella el terremoto que se vivió días atrás fue el más fuerte.

Más allá de todos los momentos delicados descriptos en la nota, Nilda agradece por sus 82 años de vida y la hermosa familia que tiene.
