Por Bernardo Sánchez Bataller
Es el nombre artístico de Vanesa Carrizo, una sanjuanina que desde hace años trabaja en una red mundial de tatuadoras solidarias.
En San Juan hay historias de vida muy bonitas, que en ocasiones no llegan a conocerse por la sociedad en general. El testimonio de Vanesa Carrizo, más conocida como “Lily Munster”, es sinónimo de vocación profesional puesta al servicio de la comunidad.
El cáncer de mama es una enfermedad que afecta a una de cada ocho mujeres en la Argentina. Si se detecta a tiempo, tiene grandes posibilidades de curarse. Por eso, el pasado 19 de octubre se celebró el Día Mundial de Lucha Contra el Cáncer de Mama. Esta efeméride tiene como objetivo impulsar iniciativas a nivel global que contribuyan con la concientización para detectar la enfermedad a tiempo.
Lily es tatuadora profesional desde 1997, con matrícula en Buenos Aires. Allá se perfeccionó y en San Juan comenzó a desarrollar su oficio, el cual le permite vivir. También es artista plástica y body painter, expresiones artísticas que poco a poco crecen en la provincia.
Con el paso de los años se dio cuenta de que algunas cosas en el arte del tatuaje no estaban contempladas. Por eso, desarrolló un servicio para personas que tienen algún problema en la piel, como vitiligo, cicatrices, quemaduras, estrías, etc.

El servicio “deluxe” que ella ofrece es el tatuaje terapéutico. Este procedimiento no se trabaja como un tatuaje común y corriente, ya que busca solucionar alguna problemática en la piel y para ello se utilizan tintas y pigmentos específicos.
A partir de estas iniciativas, se encontró con algunas clientas que tenían cáncer de útero y mama. Ahí surgió la idea de crear un proyecto solidario, porque en algunos casos no contaban con los recursos económicos para afrontar la realización del tatuaje. La labor sin fines de lucro la desarrolla desde “Trazos de Luz”, una ONG que fundó en 2017 y cuenta con personería jurídica.
Al comienzo recibía a muchas personas que venían de Buenos Aires. También Córdoba y Catamarca fueron otras provincias que mostraron mucho interés. La gente de afuera dio el impulso para los locales. En cuanto a la cantidad de personas que ha tatuado hasta la fecha, Lily manifestó que no siente que el número sea algo representativo. Ella siempre está enfocada en brindar un servicio de calidad y solucionar el inconveniente que le presentan las personas.
“Mi trabajo consiste en desarrollar un diseño especial para llegar a la solución del tapado de cicatrices en zonas complejas del cuerpo. La persona pasa por muchos tratamientos químicos y esto afecta a la piel”, explicó Lily Munster.
Cuando comenzó con su proyecto solidario, esperaba que desde la provincia se la apoyara de alguna forma, porque el costo los materiales que necesitaba para los tatuajes salía de su bolsillo. Sin embargo, no tuvo el apoyo local que esperaba. Sí recibió colaboración de algunas cooperativas de farmacia, con las cuales sigue en contacto, y de mujeres que la alentaban a seguir con esto. Pero no hubo ninguna ayuda gubernamental.
“Las personas que accedían a estos tatuajes luego donaban algo y se creó una comunidad muy linda”, resaltó Lily.
En Estados Unidos, un grupo de mujeres sobrevivientes de cáncer de mama conoció su labor y se puso en contacto con ella. La invitaron a ser parte de su red de tatuadores profesionales y le ofrecieron ser la representante en Argentina, ya que nadie se ocupaba de esa labor. El objetivo de este grupo es recaudar fondos para sostener el trabajo de los tatuadores solidarios en distintas partes del mundo.
En la actualidad, hay tres empresas de insumos de tatuajes en Estados Unidos que la apoyan. Si no fuera por ellos no podría avanzar tan rápido.
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