DOSSIER SAN JUAN

“La virtualidad impidió trabajar las emociones”: docentes sanjuaninos analizan la vuelta a las aulas

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Por Bernardo Sánchez Bataller

Dossier San Juan consultó a distintos profesionales de la educación cuáles fueron las sensaciones vividas durante la primera semana de clases presenciales.

Comenzó el mes de marzo y llegó de la mano con algo que muchos anhelaban: el regreso de las clases a la modalidad presencial. Luego de transcurrida la primera semana, que en el medio tuvo un día de suspensión por lluvia y el cierre de algunas escuelas por detección de casos de COVID-19, los testimonios son clave. Para tener mayor precisión en el tema, Dossier San Juan entrevistó a dos profesoras y un profesor. 

Juliana Gattoni es docente de materias de ciencias económicas y trabaja en tres establecimientos educativos del ámbito privado. Para ella fue una alegría inmensa reencontrarse con su ámbito laboral y volver a compartir con sus compañeros. La profesora comentó que las emociones estuvieron a flor de piel durante la primera semana de clases. Juliana considera que el trabajo en docencia requiere el día a día con otros profes y alumnos, algo que se había perdido con la virtualidad. En este sentido, la docente dijo que la pantalla nunca permitió compartir emociones y eso es algo clave en la adolescencia de los estudiantes. Con respecto a protocolos, Juliana contó que hay diferentes realidades en cuanto a orden y limpieza. Sin dudas, la estructura edilicia de los establecimientos educativos es un condicionante para las medidas que se quieran implementar. Además, la profesora destacó que los chicos están contentos con la vuelta, ya que muchos de ellos sintieron que en 2020 les costó mucho aprender.

Germán Olivera es profesor de inglés y trabaja en diferentes escuelas. Más allá de la realidad que presenta cada establecimiento educativo, encontró como punto en común las dificultades de los alumnos en el acatamiento pedagógico. El docente aseguró que esto es propio de haber pasado un año con clases virtuales, pero valora la posibilidad de volver a las aulas. En la primera semana de cursado, los profesores se avocaron al trabajo en las emociones. Además de destinar tiempo a la contención de los estudiantes, Germán contó que en estos días pudo avanzar en los contenidos de su materia. Para él la presencialidad brinda la posibilidad de trabajar mejor los temas junto a los alumnos. Con respecto a la decisión de formar grupos para que asistan a la escuela semana por medio, el docente dijo que la medida implica algunas limitaciones, pero considera que es mejor tener ese tiempo frente al aula que no tenerlo. También hizo referencia a las dificultades en la comunicación por el uso barbijo y máscara facial. Germán comentó que el hecho de no poder compartir material didáctico o fotocopias con los chicos acota las posibilidades y el docente solo puede trabajar con el pizarrón. De todas maneras, señaló que los protocolos están muy bien pensados por los profesionales de la salud y manifestó su confianza en que comenzarán a adaptarse de a poco a la realidad de las escuelas. Al finalizar el diálogo con este medio, destacó el trabajo de los preceptores en el patio, ya que se encargan de controlar que los alumnos respeten las medidas de sanidad.

Mariana Godoy es profesora de artes visuales en la primaria y secundaria de varias escuelas. En la entrevista con este medio confesó que estaba ansiosa por volver al aula, para interactuar con los estudiantes y conectar con ellos desde las emociones y las miradas. La docente dijo que durante la primera semana notó que la incertidumbre es muy grande. Los protocolos son nuevos para todos y las limitaciones que tienen los profesores para adaptar la propuesta de enseñanza-aprendizaje-evaluación por ahora se presenta como un desafío. Todavía no hay mucha claridad en cuanto a las cosas que se pueden hacer y las que no. En el caso de los chicos de primaria, Mariana comentó que llegan a la escuela con gran emoción y con ganas de expresar su afecto con abrazos y besos. Esto se torna una situación incómoda, ya que se le tiene que explicar a los alumnos que el contexto exige saludos a distancia. En las primeras conversaciones que ella tuvo con sus estudiantes, muchos le manifestaron que sí querían volver a la presencialidad, pero que no era ésta la manera en la que lo imaginaban. Las divisiones en los cursos separaron a muchos amigos y esto causó algo de tristeza en los alumnos. Mariana también advirtió que los estudiantes no aprendían lo suficiente con el sistema de guías que se implementó durante la virtualidad. Con respecto a la secundaria, la docente notó que los chicos necesitaban volver para ordenar un poco la rutina, ya que al estar tanto tiempo en sus casas les costaba acomodar los horarios para cada actividad. Si bien Mariana reconoce que hay cierta desmotivación por encontrarse con otra realidad, el incentivo está en el hecho de poder volver a la presencialidad. Por último, considera que al comienzo todo implicará un proceso de adaptación en el que es vital siempre dar lo mejor y saber que hay situaciones en las que será necesario ceder.