Por Dossier San Juan
Por las fugas, apartaron de sus funciones a los calaboceros y, en algunos casos, al oficial de turno. Pero, ¿ellos tienen la culpa? ¿Los calaboceros deberían ser los policías más experimentados?
En los últimos 37 días, se escaparon cuatro delincuentes de distintas comisarías sanjuaninas. Los cuatro fueron identificados como Marcelo Guardia (20), Emerson Salinas (21), Luis Vargas (21) y Miguel «Rambito» Gutiérrez (24). Este último fue al único que lograron detener. Los restantes permanecen prófugos.
A raíz de las fugas, en la Policía de San Juan decidieron suspender a los efectivos que estaban en ese turno: al calabocero y al oficial de turno, específicamente. Sin embargo, ¿ellos son los policías culpables? Antes de responder esa pregunta, cabe realizar un repaso de los escapes.
El primer delincuente que se fugó fue Marcelo Guardia, de 20 años. El ladrón huyó de los calabozos de la subcomisaría Médano de Oro. Según el calabocero de ese momento, Guardia le pidió elementos para limpiar el calabozo. Cuando el policía se fue, el delincuente le dio un golpe de puño y escapó por la parte trasera de la dependencia.
Sin embargo, en la Fuerza se encargaron de decir -en su momento- que ni sus propios jefes le creyeron esa versión. Es más, esperan volver a detener a Guardia, preguntarle cómo se fugó y determinar si el calabocero tuvo alguna responsabilidad.
Emerson Salinas y Luis Vargas, ambos de 21 años, estaban detenidos en la Comisaría 24ª, luego de ser atrapados por un robo agravado por ser en poblado y en banda. Los habían detenido el último fin de semana de febrero y estaban a disposición de la Justicia.
Lamentablemente, les perdieron cuidado por unos minutos y los malvivientes armaron el plan para huir. No se les hizo tan difícil planearlo ya que observaron que la banderola del baño estaba abierta y que podían escalar hasta llegar allí. Así lo hicieron, se subieron hasta esa ventanita y huyeron.
El cuarto tuvo una fuga aún más espectacular ya que hasta tuvo la ayuda de un amigo, según indicaron fuentes policiales a este medio. Todo se dio en momentos en que todos los policías estaban abocados al cierre de los bares, sobre las 3 de la mañana del domingo último.
En la Comisaría Novena estaba únicamente el calabocero y un oficial a cargo de la dependencia. Los investigadores explicaron que el sujeto salió de su calabozo, cuya puerta se la habían dejado sin seguridad, y caminó hasta un patio interno que tienen en común todas las celdas. Hasta ahí, dentro de todo, no pasaba nada fuera de lo común, porque es normal que se les permita a los reos salir a ese patio a distenderse. Ese espacio está cerrado a su vez con otra puerta reja, donde unos metros hacia afuera se encuentran los escritorios de los calaboceros.
La hipótesis policial es que Gutiérrez aprovechó que los custodios estaban ocupados con otras tareas, se trepó por la puerta reja de su celda para alcanzar altura y de esa manera llegó hasta el tragaluz que hay en el techo del patio. Ahora bien, esa claraboya tenía un barrote de hierro que luego se descubrió que estaba cortado. Entonces la sospecha de los pesquisas es que participó un cómplice que desde afuera se encargó de violentar esa medida de seguridad y de ayudar a Gutiérrez a escapar.
Lo concreto es que una vez que ganó el techo, el reo se descolgó por una pared lateral de la comisaría, la que da a la calle Aberastain, y corrió en sentido contrario a Diagonal Sarmiento. Adentro, los policías se enteraron casi de inmediato porque los otros detenidos se alborotaron. Pero cuando salieron a perseguirlo ya era tarde, porque Gutiérrez se escabulló rápidamente y no lo vieron más. Finalmente, en la mañana del lunes lo atraparon nuevamente.
Ahora bien, tras el repaso de los casos, resulta menester responder las preguntas planteadas en el título y en la bajada: ¿quién tiene la culpa? ¿es menester colocar de calaboceros a los policías sanjuaninos con menos años de experiencia?
Las opiniones de algunos efectivos a los que este medio consultó son unánimes. «El error es poner a los policías con menos experiencia de calabocero porque llevan, como mucho, uno o dos años en la Policía y los ladrones tienen mínimo 10 años de delincuencia», expresaron.
Para ellos, los calaboceros deberían ser efectivos que ya cuentan con algunos años en la actividad y que saben las mentiras que podrían decirles los presos que tienen intenciones de escaparse de las comisarías o que estén atentos a los movimientos que realicen, sabiendo que pueden fugarse por alguna de las salidas del calabozo.
Por otro lado, las fuentes consultadas afirmaron que la responsabilidad no debería caer únicamente en los calaboceros o en el oficial de turno. «Ellos son el último eslabón. La responsabilidad también es de los jefes de las dependencias porque son ellos quienes deciden quiénes serán los calaboceros y los que deciden que sean los policías de menor experiencia», sentenciaron.
