DOSSIER SAN JUAN

Condenaron a los 3 implicados por la menor prostituida en San Juan: ¿es un caso aislado?

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Por Dossier San Juan

Su tía era quien la prostituía a cambio de dinero. Por su parte, dos reconocidas personalidades de la provincia -un empresario y un dirigente social- eran quienes pagaban a cambio de sexo. Ahora bien, ¿se trata de un caso que destapa una realidad en los estratos más bajos de la sociedad?

Cuanto menos, es un caso que marca un hito en la historia criminal sanjuanina. Nunca había llegado una situación similar a los tribunales penales de la provincia. Una tía condenada por prostituir a su sobrina y dos personalidades reconocidas de San Juan también condenados pero por haber pagado para tener relaciones con la pequeña.

¿Se entiende la gravedad del hecho? Probablemente, no. Es que la sociedad actualmente tiene la cabeza en su trabajo, en su familia, demasiado tiene ya con la coyuntura pandémica y el temor de no quedarse sin dinero para darle de comer a los hijos, como para estar pensando en la gravedad de delitos semejantes.

Pero lo cierto es que estamos frente a un hecho que, según comentaron fuentes policiales a este medio, suceden y, a veces, a menudo en barrios populares de la provincia. Y es una realidad que hasta, posiblemente, sea normal en esas comunidades.

Sobre el hecho, la Justicia sanjuanina, a través de los jueces Juan Gabriel Meglioli, Alberto Caballero y Diego Sánz, decidió condenar a 14 años de prisión a la tía que prostituía a su sobrina menor de edad; mientras que al empresario -dueño de Dismar-, Carlos Hugo Cassab, y al dirigente social Roberto «Fido» Galván, los condenaron a 10 años de cárcel por haber facilitado y promocionado esa situación de prostitución contra la chiquita.

La denuncia había sido radicada a principios de este año por la madre de la menor, quien aducía que su hija le había contado que la tía la obligaba a tener relaciones sexuales con esos dos hombres. No pudieron determinar si había más implicados, aunque algunas fuentes consultadas aseguraron que existían más promotores de esa situación de prostitución.

Claramente, es un caso que debería estremecernos como sociedad pero la coyuntura se encargó que pasara como un hecho aislado, como un episodio que no ocurre a menudo y que se trató de una excepción. Se condenó a los culpables y listo, se acabó el tema.

Sin embargo, podría tratarse de un caso que destape una olla sobre lo que ocurre en ciertos barrios de estratos sociales más bajos, donde -según contaron fuentes policiales- suelen suceder casi a menudo ya que, para esas familias, lamentablemente se trata de «un ingreso más de plata para sobrevivir».

Lo que contaron las fuentes consultadas fue realmente terrorífico. Relataron que hay casos en los que los propios padres prostituyen a sus hijas para conseguir un ingreso de dinero que les permita comprar para comer y sobrevivir en familias en las que el trabajo es una palabra desconocida.

«Hay casos de nenas de hasta 8 años que ya empiezan a ser prostituidas por sus padre o algún otro familiar. Ven en eso una salida de la pobreza y las chiquitas casi que lo normalizan lamentablemente», explicó una fuente que prefirió no ser identificada.

¿Qué futuro les espera a esas pequeñas que mamaron la prostitución? ¿Qué calidad de vida podrían tener cuando les inculcaron esos abusos como una forma fácil y rápida de conseguir dinero? ¿Existe el Estado en esos casos o no hay salida?

Sin dudas que hay una falta del Estado en esos hechos que ocurren en barrios populares de la provincia. Y sí se puede salir de esa realidad por más que toda su vida mamaron la prostitución. Es necesario una apuesta fuerte y un trabajo interdisciplinario en esos sectores casi olvidados para poder sacar adelante a todas esas nenas que terminan siendo el sostén económico de la familia.