Por Dossier San Juan
La muchacha fue asesinada por su pareja, un policía de la localidad Rojas de Buenos Aires. En San Juan, el primero de los dos casos ocurrió en 2017; el segundo, en 2019.
Úrsula Bahillo, una joven de 18 años, fue asesinada por su ex pareja, un policía bonaerense, identificado como Matías Ezequiel Martínez, de 25 años, en Rojas, una localidad de la provincia de Buenos Aires. Según trascendió, el oficial Martínez la mató de varias puñaladas en un pasaje rural de Rojas. La joven lo había denunciado en 18 ocasiones por violencia de género, tenía una perimetral y, de igual forma, se acercó a ella y terminó con su vida.
Este trágico episodio trajo como recuerdo los dos últimos femicidios vividos en San Juan. El primero fue en 2017, cuando un oficial mató de dos disparos a su pareja en Pocito; el otro ocurrió en la Villa Hipódromo de Rawson, en 2019. El recuerdo de ambos episodios.
Un oficial sanjuanino mató de dos tiros a su pareja en Pocito

Precisamente, el crimen fue el 4 de abril del 2017. Tanto el oficial Claudio Sánchez como su mujer, Estela Oro, se encontraban en su domicilio, ubicado en la localidad de Pocito Norte, en Pocito. Ambos comenzaron a discutir y terminaron de la peor manera.
Estela Oro tenía 46 años. Según trascendidos de la prensa en aquel entonces, la pareja habría discutido por cuestiones económicas. Ese disenso tomó tal intensidad que derivó en el terrible asesinato de Estela. Para ello, el efectivo utilizó el arma reglamentaria. Posteriormente, Sánchez se suicidó.
La pareja tenía cuatro hijas: dos mellizas mayores de edad y otras dos, de 12 y 11 años, al momento del hecho. Por lo que se supo, ninguna de ellas se encontraba en el domicilio.
Los vecinos los describieron como una pareja «muy amable, eran muy compañeros y, sobre todo, muy religiosos. Ya era un matrimonio de años y parecían consolidados». Incluso, en el lugar de trabajo de Estela, un centro de salud, ubicado por calle Lemos, pasando Calle 6, en Rawson, afirmaron que ella siempre estaba cerca de sus compañeras enfermeras para asistir a quienes ingresaban al lugar.
De Sánchez, dijeron que era un hombre «muy respetuoso» cada vez que iba a las cenas de fin de año. Es decir, nadie sospechaba nada sobre lo que internamente pasaba en el matrimonio. Al parecer, se vivían constantes situaciones de violencia de género pero ningún vecino escuchó nada. Lo cierto es que, en segundos, el policía terminó con la vida de Estela y, luego, con la suya.
Un agente de Rawson le disparó en la cabeza a su pareja y murió instantáneamente

Este trágico episodio fue el 15 de diciembre de 2019. El agente de la Policía de San Juan, Matías Mallea, estuvo en la vivienda -ubicada en la Villa Hipódromo de Rawson- que hacía poco compartían junto a Celeste Luna, su pareja. En un principio, el efectivo habría discutido con la muchacha. Según la versión de la justicia de primera instancia, el agente de 24 años luego le disparó en la cabeza a la joven de 21.
Las pruebas que complicaron al acusado fueron que ella supuestamente no sabía manejar el arma, el lugar donde impactó la bala y la mayor cantidad de restos de pólvora encontrada en las manos del agente y en la ropa de él, más que en el cuerpo de la víctima. Con esto, el juez Guillermo Adárvez, titular del Tercer Juzgado de Instrucción, lo procesó por homicidio doblemente agravado. Está detenido, a la espera del juicio. Podría recaerle la pena de prisión perpetua.
Si bien en un principio Mallea se abstuvo de declarar, en la ampliación de indagatoria cargó de responsabilidad a Celeste, aludiendo que intentó quitarse la vida y él intervino para evitarlo. En su versión, aseguró que esa mañana del 15 de diciembre se preparó para ir a trabajar y la chica empezó increparlo y hacerle escenas de celos porque se puso perfume y halló el número de celular de una compañera de trabajo, según señalaron fuentes judiciales. El policía dijo que el arma estaba en la mesa de luz y desarmada.
Contó que la chica siguió discutiendo y él salió con el perro rumbo a un negocio. A la vuelta continuó la pelea en su pieza, con insultos de por medio, hasta que Celeste lo empujó y le dijo “decime la verdad Matías, porque si no te mato y me mato”. Según el relato de Mallea, ahí vio que ella tenía la pistola en la mano y que movió la corredera y la cargó. Reiteró que ella continuó amenazándolo con el arma y también apuntaba contra ella misma.
Lo que afirmó el agente ante el juez fue que, en uno de esos movimientos, intentó quitarle la pistola y agarró las manos de la joven. Que se produjo el forcejeo, pero no pudo sacársela y en ese tironeo se sintió el disparo, declaró en tribunales. Ahí vio caer a Celeste y él entró en shock, según su versión. Recuerda que llamó a su madre y su hermano. Ante las preguntas de que si ella sabía manejar el arma, respondió que él le enseñó a manipular la pistola y a armar y a desarmarla. Para Adárvez, esa defensa fue mentira y por ello -con las pruebas forenses como respaldo- lo consideró culpable de la muerte.
