Por Dossier San Juan
No es casual que una camioneta gubernamental sea allanada cuando, generalmente, suelen pasar los controles policiales sin ser revisados. Fuentes policiales expresaron que, posiblemente, los estaban siguiendo. ¿Era una práctica habitual en esos dos empleados?
Un verdadero escándalo dio inicio a la agenda mediática -y pública- de la semana. Es que el lunes trascendió que dos empleados del Ministerio de Salud Pública habían sido detenidos en un control policial ya que transportaban mucha cocaína.
El hecho fue en la noche del domingo último. Lo que se supo en un primer momento fue que personal de Gendarmería Nacional se encontraba realizando un control de rutina en la Ruta Provincial 510. Vieron que llegaba un utilitario del ministerio y lo frenaron.
Comenzaron a revisarlo y se encontraron con una bolsa negra, de consorcio, que les llamó poderosamente la atención. Cuando al abrieron, descubrieron 44 troqueles de papel glasé de distintos colores. En su interior, había en total 32 gramos de cocaína.

Fue la perra «Ofelia», de Gendarmería Nacional, la que olió la droga y expuso a los empleados públicos, quienes quedaron detenidos de inmediato. La causa se remitió a la Justicia Federal y quedaron a disposición del Juzgado Federal Nº 2, a cargo del juez Leopoldo Rago Gallo. Además, les iniciaron un sumario administrativo interno para, de ser responsables, echarlos de su trabajo.
Luego, trascendieron las identidades de ambos detenidos. Se llaman Eduardo Cortez Soria, de 41 años, y José Bravo, de 43. El caso se dio a conocer rápidamente en toda la provincia. Incluso, se difundió en medios nacionales como Radio Mitre.
Desde Gobierno expresaron que las personas atrapadas tendrían como función chofer y jefe chofer. Fuentes extraoficiales dijeron que Bravo también manejaría la ambulancia del hospital departamental. Cabe destacar que ambas personas tienen asentado el domicilio en Valle Fértil.
Ahora bien, lo que resulta extraño es que los gendarmes desconfiaran de esa camioneta estatal y decidieran revisarlos, cuando en el 99% de las veces suelen dejarlos pasar ya que hay una confianza explícita en los medios de transporte gubernamentales.

Es decir, quién se va a imaginar que empleados públicos transportan mucha cocaína, de un departamento a otro, en una movilidad del Estado. Fuentes policiales expresaron que, posiblemente, los gendarmes tenían información de que ambos empleados asiduamente transportaban estupefacientes de un lado a otro. Es más, se cree que ya los espiaban desde hacía tiempo y estaban al tanto de que, en ese momento, iban con la droga.
Por otro, fuentes de la investigación sospechan que formen parte de una banda narco y que su función era únicamente el traslado de la droga desde la Capital de San Juan hasta Valle Fértil. De ser así, es posible que hayan desarticulado a la pata más importante de la banda y, por ende, que disminuya la circulación de cocaína en el departamento.
No descartan que haya más detenidos por esta supuesta banda narco. Ahora la investigación continúa en el interior del departamento para ver a dónde llegaba esa droga y quién iba a ser el encargado de venderla. Sobre los empleados públicos, lo más probable es que queden sin trabajo.
