Se conocieron en el Servicio Penitenciario Provincial y entablaron una relación desde 2013. Conocé la terrible historia de cada uno y cómo terminaron juntos.
En la jornada del martes último, trascendió una grave acusación que había recaído contra una interna del Servicio Penitenciario Provincial. Es que esa mujer, identificada con las iniciales M. P. -por resguardo de la víctima-, fue denunciada por presuntamente abusar de su hijita de 4 años.
¿Cómo lo descubrieron? M. P. se encuentra alojada en el Penal de Chimbas desde el año 2012. En 2016 tuvo una hija y dejaron que la criara en la cárcel. A menudo, la chiquita era visitada por un médico para conocer las condiciones en las que se encontraban sus condiciones físicas. En la visita de esta semana, el profesional de la salud descubrió que la menor tenía lesiones compatibles con un abuso sexual, por lo que el médico dio aviso a las autoridades y denunciaron el caso.
Desde la Justicia alertaron a las autoridades del Penal de Chimbas y, de inmediato, las guió en el procedimiento a seguir con la niña. «No va a volver a la cárcel, se encuentra internada en el Hospital de Niños por estas horas, siendo observada por los profesionales de la salud. La Dirección de Niñez también tomó cartas en el asunto para abordar la situación», afirmaron.
¿Quién es la presa acusada de abusar de su hija?
Se hizo conocida en agosto de 2012, cuando fue denuncia por las perversiones sexuales que se cometían en una casa del barrio La Estación, en Rawson. Desde ese momento, estuvieron presos. Esta mujer junto a su amante y la esposa de éste fueron acusados de tener hacinados a 15 niños y someterlos a vejámenes y corromper sexualmente a algunos de ellos. Diez de esos chicos eran hijos del matrimonio dueño de la vivienda y otros cinco hijos de la segunda mujer, la ahora sospechosa. Es que habían formado una singular familia, en donde el hombre de la casa tenía dos mujeres bajo el mismo techo: a su esposa y su amante.
El dueño de casa, de oficio electricista, junto a las dos mujeres -una de ellas es M. P.- fueron llevados a juicio en abril de 2015 en la Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional. En ese juicio fueron condenaron a 24 años de cárcel por corromper sexualmente a la niña de 11 años y por el maltrato al resto de los niños. Una de las mujeres después murió en prisión, por enfermedad.
¿Cómo conoció al gendarme?
«La historia de amor» entre ambos comenzó en 2013. En el Penal hay momentos en que todos los internos salen a un patio en común y entablan relaciones. En una de esas salidas, M. P. conoció al gendarme, identificado como Rodolfo Jesús Elizondo, los que decidieron empezar un camino juntos.
Al estar en pabellones separados, comenzaron a enviarse cartas íntimas. Luego, solicitaron encuentros íntimos en ciertos espacios que tiene el Servicio. En un momento, hasta juntaban a las visitas de ambos novios y pasaban encuentros familiares.
En el mes de julio de 2016, nació la hija -ahora víctima- de ambos. «Me decían que lo vieron como una oportunidad que les daba la vida para criar una hija en común», contó la abogada Filomena Noriega, a cargo de la defensa de M. P. Noriega comenzó a solicitar arrestos domiciliarios. En el tercer pedido, la jueza de Ejecución Penal dio lugar y envió a una asistente social para que verificara donde estaría domiciliada.
Como M.P. no era oriunda de San Juan y no tenía hogar, el gendarme le ofreció la casa de su madre para que pasara allí el resto de su condena con la hija en común. La asistente fue pero cuando llegó no se encontraban los moradores. Luego, llegó la pandemia de coronavirus y el pedido de la defensa quedó en stand by.
Ahora, con la nueva denuncia de abuso contra su hija, el arresto domiciliario quedó relegado aunque, aseguró Noriega, la defensa seguirá pidiéndola. Por el momento, la nena está internada y ya dijeron desde el Ministerio Público Fiscal que, en lo inmediato, no volverá con su madre.
¿Quién es el gendarme?
Rodolfo Jesús Elizondo, un exgendarme sanjuanino, cayó detenido en el 2005 luego de que sospecharan que había asesinado a golpes al hijo de su pareja, de apenas 4 años. El hecho ocurrió el 5 de octubre de ese año. El gendarme le dio una paliza -una de las tantas- de la que el chiquito no pudo resistir y murió.
Fue en la vivienda en la que convivía la pareja, la cual estaba ubicada en un lote hogar de Rivadavia. Lo que relató el gendarme fue que vio al niño caminando descalzo. Aseguró que eso lo enfureció, que le dio un reto y un “chirlo” en la cabeza. Según el hombre, el pequeño cayó al piso y empezó a tener “como un ataque”. Supuestamente no entendía que pasaba, dado que notó que Luciano se orinó y defecó encima, dijo.
Elizondo cargó al chico en su moto y lo llevó al Hospital Marcial Quiroga. Los registros del nosocomio señalan que el pequeño Luciano Zabaleta fue ingresado al servicio de urgencias a las 10.45 y que ya estaba muerto. Y lo peor era que presentaba signos evidentes de múltiples golpes.
Rodolfo Jesús Elizondo y la mamá de Luciano fueron llevados a juicio en junio de 2007 en la Sala I de la Cámara Penal y Correccional. Los jueces Raúl José Iglesias, Arturo Ernesto Velert Frau y Diego Román Molina le dieron una dura condena a Elizondo, la de reclusión perpetua. A la mamá del niño la declararon inocente.