Por Dossier San Juan
Cómo surgieron, la enorme logística de trabajo, hechos «curiosos» que pudieron registrar y más.
Un asado de miércoles entre amigos terminó convirtiéndose en una agrupación que hasta trascendió las fronteras provincias. Así comenzó la historia de los «Guardianes del Cielo Cuyano», dedicados a la caza de aquellas anomalías que deambulan por el cielo y que no fueron creadas por el ser humano -o más conocidos como ovnis, objetos voladores no identificados-.
Sus inicios se remontan al año 2011. Jorge «Toto» Pérez, actual presidente de la agrupación, junto a dos amigos -Eduardo Flores y Ramón Flores-, eran de ir los miércoles a una montaña pocitana para comer un asado, despejarse de la vorágine laboral cotidiana, respirar aire libre y no escuchar nada más que sus conversaciones.
«Una de esas noches que íbamos nos pasó algo muy curioso. Los tres vimos cómo un objeto, con forma de semilla de melón o sandía y de color blanca, entraba a la Tierra. Lo hacía muy lentamente por lo que los tres pudimos observarlo con detenimiento. Ingresó pero después hizo un `lauping´ y volvió a irse rápidamente. No podíamos creer lo que habíamos visto. A partir de ese momento, comenzó nuestro interés por estas cuestiones», relató Jorge.
Tras ver ese objeto en forma de semilla, empezaron a ir a la montaña con mayor frecuencia: a veces, hasta en tres oportunidades a la semana se dirigían hacia el mismo lugar. Comenzaron a filmar los distintos eventos que observaba e incluso entraron al «juego de los satélites». Luego, siguieron con una etapa de formación -que duró unos tres años- en este tipo de eventos extraterrestres.
Junto a esa etapa, compraron un intensificador de imágenes, aparato que les permitía ver el cielo con mayor nitidez «por lo que empezamos a observar cosas muy curiosas que el ojo humano no lo puede hacer. También, grabábamos lo que veíamos», dijo «Toto» Pérez.
Crearon un grupo en Facebook y ahí publicaban esos videos que filmaban con el intensificador de imágenes. Luego, llegaron a relatos e historias de sanjuaninos a quienes les ocurrieron estos eventos «curiosos» y, así, se les enganchó al proyecto una gran cantidad de interesados. Lo que empezó como hobby, terminó en un serio y gran grupo de trabajo.
Luego, se sumaron personas que tenían conocimiento en informática y electrónica, por lo que formaron un sistema de rastreo satelital, lo que los llevó a tener un «buen control del cielo», sostuvo Jorge. A través de ese sistema, ya podían distinguir lo que era un satélite -algo creado por el ser humano- de un objeto volador no identificado o anomalías.
Según el representante de los Guardianes, la institución se dedica específicamente al estudio de anomalías aeroespaciales. «Tratamos de registrar y descubrir todo fenómeno ovni que circule por el cielo no solo sanjuanino, sino cuyano ya que tenemos gente trabajando en Mendoza y San Luis», afirmó. Hasta el momento, no tienen personería jurídica pero sí una sede en Pocito donde se reúnen a charlar entre ellos y proponerse objetivos a cumplir. También, allí tienen un mapa de grandes dimensiones donde colocan los distintos avistamientos de ovnis que registraron. Por el momento, se autofinancian sus actividades.
Y cada ovni tiene su nombre. Entre los más conocidos, se encuentra la orbe, las naves de luz y el cigarro. Todos debido a su forma y están inscriptos en un catálogo a nivel mundial manejado por la NASA. Y varios de ellos fueron visualizados en San Juan. Sin embargo, nunca se logró establecer dónde cayeron y, muchos menos, del material del que están hechos.
Sobre la agrupación, «Toto» Pérez comentó que están divididos en distintas áreas: está el grupo de comisión, el de prensa, de tecnología y desarrollo, el de registro, el de visión, y el de radar y skywatcher. Sobre este último, contó que hay 4 radares, tres en Mendoza y uno en San Juan. Ven el cielo las 24 horas del día. Ese grupo es el que registra el ovni y da aviso al de comisión para empezar con la gran logística que emplean para determinar de qué objeto se trata. Incluso, cuentan con una aplicación que les permite hablar en tiempo real entre todos los grupos y coordinar las tareas de cada uno.
Si bien no llevan un registro mensual o anual de la cantidad de ovnis que observan. No obstante, el presidente contó que en invierno se ven más porque hay más tiempo de oscuridad y el cielo está mas limpio de polvillo.
Por otro lado, comentó que en la sociedad sanjuanina «se ve que hay una mayor madurez sobre este fenómeno, ya no se lo toman tan para la joda». Es más, el día de la entrevista -el pasado 17 de diciembre- recibieron distintos llamados de algunos departamentos alejados en los que unos ciudadanos afirmaron que habían podido registrar algunos objetos «extraños» en el cielo. «En Jáchal vieron un aparato que desprendía luces rojas, amarillas y blancas», soltó.
De hace tiempo, hay congresos internacionales en los que distintos grupos de investigación dan charlas y muestran videos que registraron distintos ovnis. También, hay charlas a nivel nacional, en los que Guardianes del Cielo Cuyano suelen participar como disertantes. De hecho, en unos meses se realizará un congreso de ufología en el que la agrupación sanjuanina presentará un documental sobre su accionar.
Un trabajo importante que actualmente está realizando la agrupación es «desclasificar» un hecho que pasó en San Juan. «Fue en el departamento de Sarmiento en 1978. Un hombre, llamado Felipe Orozco, estaba trabajando en las vías de un tren, 16 kilómetros sobre la ruta. Estaba subido a unas escaleras porque quería prender unas balizas. En un momento, se le posó un plato volador encima de él y lo tiró de encima de las escaleras. Cayó al suelo y se pegó un golpazo. Justo llegó el que lo iba a reemplazar en el trabajo, junto a un policía y un gendarme. Lo vieron tirado y lleno de arena alrededor. El hombre contó lo que le pasó pero estaba muy shockeado. Le dio tanto miedo que hasta dejó de trabajar ahí», relató Jorge.
Ese caso fue el primero de «tercer tipo» que se registró en Argentina. En el fenómeno ovni hay «cuatro tipos». El primero es cuando al ovni se lo ve pasar. El segundo, se lo ve pasar, se frena pero no aterriza. El tercero, aterriza, se relaciona con el objeto pero no desciende ningún ser. En el «cuarto tipo», hay un descenso de un ser extraterrestre.
Otro hecho que están tratando de desclasificar es uno que ocurrió en 1982 en Angaco. «Fue un día donde había luna llena, unas personas vieron cómo salía de la Tierra un plato volador y observaron a dos lunas. Pero de ese caso no se habló mucho en su momento y no hay mucha información», sostuvo el presidente.
Como se dijo anteriormente, en Argentina solamente se llegó a registrar hasta un caso de «tercer tipo». Sin embargo, Jorge Pérez tuvo la posibilidad de charlar -con traductor de por medio- con Travis Walton, un leñador de Estados Unidos, al que le ocurrió un hecho de «cuarto tipo».
«Estuvimos en un congreso donde concurrió Travis Walton, pude charlar con él y me contó lo que le pasó. Según dijo, estaba trabajando con un grupo de amigos en un bosque de Arizona. En un momento, vieron una luz roja en la superficie y pensaron que se trataba de un incendio. En una camioneta, fueron a ver qué era y se toparon con un plato volador. Estaba con la puerta abierta. El único que se bajó fue Travis Walton, se acercó y se puso al lado de la puerta. Esa puerta se cerró de repente y lo golpeó a Travis. Ahí nomás se volvió a abrir, lo metieron dentro del plato y se lo llevaron. Los amigos se fueron pero decidieron volver para rescatarlo pero el plato ya se había ido. Pensaron que se había muerto. A la semana, el ovni volvió y lo dejaron en el mismo lugar de donde se lo habían llevado», sostuvo.
Continúa diciendo que «los extraterrestres pensaron que lo habían golpeado muy fuerte y lo metieron a una habitación donde lo estuvieron curando por una semana hasta que ya se estaba en perfectas condiciones de salud y lo dejaron de nuevo en el bosque. Travis cuenta que pudo verlos y hablar con ellos. Los caracterizó como seres con forma humanoide pero con otra forma de piel, de color gris, bastante altos y con ojos mucho más grandes que los nuestros».
Este caso fue llevado al cine por Hollywood en una película llamada «Fuego en el Cielo», que se estrenó en 1993. Esa película cuenta el caso de Walton pero «nada que ver lo que relatan sobre lo que le pasó en la nave: te muestran que a Walton lo maltrataron y hasta le hicieron estudios en su cuerpo, como meterle una aguja por los ojos y otras cosas. Él me contó que no fue así pero lo hicieron para meterle misterio y hacerla más taquillera», esbozó el «Toto».
Por último, la institución está abierta a sumar nuevos interesados pero que tengan la voluntad de trabajar. «Pasaron muchos entusiasmados que piensan que es algo fácil pero no, se trata de un grupo de personas que laburamos casi de manera permanente. Salimos bastante de vigilia a distintas partes. No vamos a pasear, sino a trabajar seriamente», finalizó el presidente.
