Por Dossier San Juan
Sus peligros son evidentes. Son ideales para la propagación de la enfermedad. Sin embargo, la falta de conciencia hace que crezcan día a día. ¿Hay que endurecer las penas?
Es de público conocimiento, a nivel mundial, que las fiestas, principalmente en lugares cerrados, son un motivo ideal para para la propagación del coronavirus. Es por esto que desde el inicio de la cuarentena se prohibieron este tipo de eventos sociales. Sin embargo, bajo la clandestinidad, nunca pararon.
Nos situamos en San Juan. Desde el 20 de marzo fueron en aumento las reuniones sociales desbaratadas por la Policía provincial. Quienes las presenciaron fueron juzgados en Flagrancia, con penas que fueron desde la suspensión del juicio a prueba hasta condenas en suspenso, lo cual deja ‘manchas’ prontuariales.
Entre las fiestas clandestinas más resonantes, se encuentra una en Caucete, a mediados de agosto, en pleno brote del virus en dicho departamento. Si bien recibieron una pena de 8 meses en suspenso, la noticia generó más que malestar en la sociedad. Es que, probablemente, esto aumentó la circulación del Covid-19.
Al menos así lo expresó una de las voceras de Salud Pública, la jefa de Epidemiología, Mónica Jofré. «Es inconcebible, no entra en la cabeza de ninguna persona que se realicen este tipo de eventos. Ahí no se respetan las medidas de distanciamiento social ni de prevención», afirmó la funcionaria.
En ese momento, en San Juan habían fallecido cuatro adultos mayores de Caucete. ‘La irresponsabilidad por parte de las personas que se están juntando en este tipo de eventos va a llevar a poner en riesgo a nuestros abuelos, ellos son quienes peor la pasan si se contagian este virus», se explayó Jofré.
En pleno brote, el pedido de concientización no solo se escuchó por parte de las autoridades de Salud. En las redes se podía leer la indignación de sanjuaninos que cumplían la cuarentena, mientras a jóvenes (y no tan jóvenes) parecía importarles poco el esfuerzo de cuidar el estatus sanitario.
Sin embargo, arrancó septiembre, el mes de la primavera, y los eventos ilegales continuaron. En Albardón, Calingasta, Jáchal, Pocito, Rawson, Rivadavia, Ullum, pareció que algunos creían que estaban a salvo del virus y siguieron realizando fiestas clandestinas, incluso tras la vuelva a Fase 1.
Mientras, el brote en Caucete excedió los límites del departamento del Este y llegó a Capital y Santa Lucía. Y aunque parezca una broma, conocido esto, también hubo fiestas clandestinas en estas zonas. Incluso una de ellas fue al estilo ‘VIP’ y hubo 48 detenidos.
Este caso generó gran repercusión en San Juan, no solo por la magnitud del evento sino también por las circunstancias judiciales. Los 48 involucrados fueron sometidos a una audiencia de Flagrancia, donde a través de sus abogados rechazaron recibir una condena en suspenso y aún no se resuelve el futuro de los imputados.
Con la ‘nueva normalidad’ en la provincia, donde el virus ya circula por diferentes conglomerados, parece que no hay un control eficaz para las fiestas clandestinas. Si bien están habilitados los bares, las restricciones horarias parecen no conformar a los ‘fiesteros’ quienes se siguen juntando en la clandestinidad.
Incluso, la mayor cantidad de casos detectados en San Juan coincide con el promedio de edades que asisten a fiestas clandestinas (entre 21 y 30 años). Si bien los jóvenes, en general, suelen atravesar la enfermedad sin problemas, son vectores que llegan el virus a los grupos vulnerables, donde suele ser fatal.
Hasta este jueves 8 de octubre, San Juan acumula 1193 casos positivos. De ellos 435 lograron recuperarse. Sin embargo, 55 perdieron la vida y 703 aún atraviesan la enfermedad. En nuestra provincia, el virus fue letal para adultos mayores y personas con comorbilidades, es decir, grupos de riesgo.
