DOSSIER SAN JUAN

De vivir en la abundancia a morir condenado

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Por Dossier San Juan

Carlos Hugo Cassab, de 74 años, fue siempre un empresario exitoso. Sin embargo, por haber facilitado la prostitución de una menor, lo condenaron a 10 años de prisión. Murió ocho días después de la condena.

Carlos Hugo Cassab, de 74 años, fue un empresario exitoso que lo tuvo todo pero murió condenado por un delito gravísimo que involucraba a una menor de edad. Pasó de la completa abundancia a morir en prisión y con una condena social que lo acompañará a lo largo de la historia.

Cassab era el propietario del local de ventas de electrodomésticos conocido bajo el nombre de «Dismar». Supo tener sucursales en distintas partes de la provincia. Siempre se destacaron la que tuvo en Capital y la histórica de Caucete, la que aún continúa funcionando. Además, era propietario de inmuebles y de una importante cantidad de hectáreas de finca. En una de ellas -en la de Ullum-, pasó sus últimos días, con prisión domiciliaria.

Sin embargo, la abundancia en la que siempre vivió terminó de la peor manera en este 2021. Fue un año fatal para el propio empresario. Es que a mediados de año, salió a la luz un caso escalofriante que lo vio envuelto desde su inicio. El hecho lo llevó a prisión, a un calabozo común, por el que pasaron decenas de presos. Probablemente, el hecho más denigrante que debió soportar a lo largo de su vida. Después, obtuvo la prisión domiciliaria debido a la avanzada edad que tenía, pero no podía moverse de los metros cuadrados de su casa de Ullum.

Eso, sumado al cáncer de colon que ya le habían descubierto, fueron los detonantes y seguramente el punto final a su vida, la que concluyó el pasado lunes 27 de diciembre, ocho días después de haber recibido su condena a diez años de cárcel.

A Cassab lo acusaban del delito de facilitación y promoción de la prostitución en perjuicio de esa jovencita de apenas 15 años. Fue la madre de la menor la que denunció que su hermana la hacía tener sexo con distintos hombres, a cambio de dinero. Entre esos hombres, se encontraba el empresario caucetero y el dirigente social Roberto «Fido» Galván. Cassab estuvo involucrado desde un principio, estuvo preso, luego con domiciliaria y el pasado 19 de diciembre recibió la condena a 10 años de cárcel.

Sus últimos días ya habían sido fatales. Según publicó Tiempo de San Juan, había sido operado el miércoles de la semana anterior y, si bien había transcurrido las siguientes 48 horas sin sobresaltos, su cuadro se complicó hasta llegar al fatal desenlace. 

Una fuente cercana al entorno del hombre de 74 años comentó que aunque su estado general era complejo, no sólo por la enfermedad que sufría sino por las otras afecciones que tenía, de la intervención quirúrgica salió bien. Sin embargo, su situación empeoró con el correr de los días y debió ser operado de urgencia, nuevamente. Esa operación fue la que se complicó y terminó con su muerte.

Sin dudas que la condena fue fulminante y decisiva a la hora de su fallecimiento. Jamás se imaginó estar envuelto en semejante condena judicial y social y, posiblemente, mucho menos por el delito por el que finalmente fue condenado. La condena agravó su salud. Las diversas situaciones estresantes empeoraron su cuadro. El cáncer avanzó a pasos agigantados, a tal punto que ni la operación lo pudo recomponer.

Cassab pasó de ser ese empresario exitoso y reconocido por los sanjuaninos a un repudio generalizado por la sociedad de la provincia. Será recordado por el delito que cometió y que abarcó tan solo algunos meses de su vida que por toda una vida exitosa como empresario. Seguramente, sabía de estas consecuencias desde el día en que decidió facilitar la prostitución de una menor.